miércoles, 18 de noviembre de 2009

Perdición

Eres una perdición
donde no estás aparecen
ecos de tu vos,
alguna risa guardada en el placard
tu Camisa tirada, y tu cigarrerra vacía
la lluvia se convirtió en tu compañía en noches de desesperación
y vuelves, con la boca llena de mentiras
serpientes se enredan en tu estomago
y hay veneno en tus ojos.
pero sigo castigándome
vuelves para amarrarme
y no quieres soltarme, y no quiero soltarme.
sigues siendo mi perdición.

Esto no se que és.

El reflector ilumina la mesa con las sillas vacías.
El resto del espacio está desierto, es el protagonismo
De la cruda oscuridad.
Los parlantes se encienden, y sutilmente
Desprenden de sus agujeritos unas cintas transparentes
Que bailan por todo el espacio endulzando el salón
Con una trágica melodía.
Los cuerpos están hipnotizados, en espera…
La mirada perdida.
Cada uno de sus pasos son lentos, y melancólicos,
Sus manos se arrastran en las paredes sucias.
La sobrecarga de fuertes emociones,
Es un abrir y un cerrar de ojos, donde de repente
Algo ajeno, penetra intensamente sobre
Nuestros cuerpos, provocando una
Ausencia de nosotros mismos.
Lidiamos dos con un mismo cuerpo, tiene
Ese don tan ágil de adaptarse, modificarme.
Ahora mi voz, es suya , para delatar
Cada unos de sus pensamientos y deseos.
Es el personaje, es quien Me ha transformado en esto.

habitación de hotel

el silencio, puro y exclusivo ,culpable de tanta soledad. Buscame,solo te falta el coraje... y si vienes, Nos encontraremos para matar aquellos recuerdos que invaden, asfixian, y lentamente van aniquilando el corazón,en el hotel de las menitras,y en la habitacion del dolor,ahi te estaré esperando ,con mi camison de encaje y puntillas negra.para amarnos en cuatro paredes en ese silencio tan eterno.donde tus te quiero, quedarán guardados en los empapelados floreados y solo quedarán las manchasde transpiración de sabor a piel de verano,los besos excitantes,las caricias aterciopeladas,y un cigarrillo manchado con el labial gastado,al abrir mis ojos,ya no estarás,te habras desvanecido.

El cliente.

te crees bastante astuto, tus ojos verdes tan elegantes.. esa mirada penetrante y soberbia a la vez que usas para ver al mundo, tienes el encanto de ese tipico hijo de puta que todas queremos tener. nose porque , seremos masoquistas, nos gusta el dolor, y los nudos en la garganta. esa facilidad de que de tu boca salga un mar entero de palabras, sinismos mentiras. arrogancia,y pensamientos machistas. te crees el correcto,el ideal, el encantador señor de saco gris, nadie sabe lo que ocultas debajo de tu piel, por tus venas solo corre una posima de sangre y mezcla de cianuro esa piedra que bombea para que sigas respirando, para que sigas ocupando un misero lugar en esta habitacion. pero eres insignificante, para el afuera no eres nadié. solo para esta pobre puta infeliz que te ha regalado un pedazo de su carne fresca para sentir,lo que es el amor.

Muñecos.

Acomodados en algun rincón de la estanteriade la vieja jugueteria. bañados de polvo, otros de brillantinas.algunos felices, otros solitarios, otros pensativos, otros enamorados.
Reflejan en sus ojitos pintados la insignificante vida de la jugueteria.Esperando
ser llevados por algún extraño,para vivir aventuras en autos rosas y en Mansiones De barbies ,otros temen a ser separados de sus amigos plásticos, algunos tienen suerte, otros no.
A algunos les quitan la ropa, y desnudos de por vida quedán, revolcados en los baúles , aplastados.
A otros les amputan piernas, brazos, hasta pueden llegar a perder la cabeza. Existe la sección
de peluqueria, y miles de peinados locos les creán. Los tatuajes con fibrones son clásicos
en bebotes ordinarios. a ellas las vuelven a maquillar y elijen unos lindos esmaltes de uñas.
Algunos desean que los envuelvan en papel de regalo floreado con moños coloridos, y otros deciden mori en su caja, tristes y solitarios...

La extraordinaria parte.

te observo en silencio. cada instante se convierte en miles de minutos congelados, miró tus ojos abismales, pausadamente, me van dominando, es como si saliera de allí una correa, que amarra mi cuello fuerte y me arrastrará fragilmenté , me transporta a esa fascinante creación de tu ser, es como si estuviera viendo desde mis propios ojos,sintiendo desde tu propia piel, alimentandome de mis propios besos, he coincidido que eres la extraordinaria otra parte de mi.

Las promesas de Papá.

y asi fué. está fotografía que ronda mi mente.sentados los dos, en las escaleritas que daban a la entrada del pallier de casa. En ese mármol viejo y desgastado color blanco resaltaban mis zapatitos de ballet de punta color negros. se dibujaba la sombra. su sombra, esa sombra tan protagónica...en la tierra húmeda gracias a las tormentas del verano. Los rayos del sol escondidos entre las nubes grises y opacas , algunos traviesos escapaban y nos daban su últimos brillos de luz de atardecer.El me acariciaba el pelo. Suavemente, mezclaba cada uno de mis cabellos como si fuera un peine.Vestía un traje gris y sombrero, y olía a una fragancia tan extraordinaria que de mi se apoderaba.La elegancia lo distinguía.Mirábamos las nubes, oíamos los pájaros que buscaban refugio, y olíamos a el perfume de los jazmines húmedos. el silencio nos devoro las palabras por un momento. yo notaba en él una gran sensación de vació y nostalgia. Era como si escondiese algo, pero ante tanta rigidez, era imposible que de pistas de aquel sentimiento.yo me apoyé en sus rodillas, veía todo al revés ahora él acariciaba mis cachetes por última vez.se le escaparon unas lágrimas, caían al piso blanco. Yo con mis dedos las aplastaba , hasta que se iban borrando, hasta desaparecer.
Tenía miedo, Me prometió un caballito de madera, para que juguemos tardes enteras en el jardín. Me prometio quererme para siempre también.
dejó lentamente de acariciarme , sentía que cada uno de sus dedos iban tornándose más intensos
que lentamente iban alejándose.
hasta que percibí su ultimo dedo que rozo con tanta amargurapor mi rostro.
Él se levantó, acomodo su traje. y me alzó. Me Abrazo tan dulce, que yo deseaba por dentro que fuera infinito, que nuncá se acabé. fueron unos dos minutos de amor, de puro amor de padre a hija.volvió a regresarme a los escalones de mármol y apoyó sus labios entre mi frente, y ese beso que
se disolvió en mi piel.despaciosamente, fue alejándose ahora solo veía su espalda..., se subió a su auto...queera tan sofisticado como él, y el El ruido del motor, era indicio de aquel adios.y ahí quedé, sentadita mirandolo con tanta tristeza , y se alejaba…cada vez más y
más hasta..que se esfumó.
Nunca mas regreso, nunca más supe de el , ni del caballito de madera ni, ninguna de sus promesas
Se convirtieron en verdad…

El cuerpo sin ser.

Que desesperación!
Tanta angustia y vació dentro de mi. Es como que Estoy esperando que la muerte aceche en cada rincón de la habitación.
Que me busque, y si tiene coraje, que me golpeé la espalda.
No le temo a mi muerte, es como algo natural, es como abandonar la carcasa , el Templo o simplemente esta bolsita de huesos.
Los cuerpos, sin ser no son nada, no aman, no sienten, no ríen , no lloran No caminan, ni escriben. El ser es quien se encarga de movilizar y darle la vida al cuerpo, es quien crea esa increíble y única personalidad que nos hace autenticós e irrepetibles. Esa luz propia, radiante.
El que nos da sentimientos, virtudes, y dones. El ser se encarga de darle los cinco sentidos, y con la ayuda del cuerpo Se podrán percibirlos,Sin cuerpo, no hay ser. Y con cuerpo, y sin ser, aquí me encuentro yo.
Así que es la misma mierda.
Es como si mi ser hubiese apagado la luz, cerrado la puerta con llave, Y se haya ido a tomar un café .Todavía sigo esperándolo, aquí encerrada quedé...
Entré mis Órganos, sangre, huesos y piel, Perdida en el tiempo,Como muerta en el placard,Gracias a mi ser Que se fue a tomar un café.

fué.

Cuando las cosas dejan de ser lo que eran.
Es simple, Es como un cambio tan drástico que moviliza Hasta los más rígidos corazones.
El simplemente echo de cambiar, crecer, o enloquecer, O dejar de ser quien eras,
Hacen Que las cosas dejen de ser lo que alguna vez fueron.
Que extraño, acostumbrarse a algo, vivir con algo Adueñarse de algo que no nos pertenece.
O que alguna vez creímos que nos perteneció.
Como se construyó, de a granito de arena poquito a poquito, se fue deteriorando, destruyendo.
Es como si viniese un huracán salvaje que arrasa con todo , y en menos de unos segundos , revolcó sobre El piso los ciento miles de recuerdos.Ahora ya, destruidos ferozmente.
No hay peor enemigo que el recuerdo. Ese hijo de puta que se encuentra en el inconciente Todavía guarda las fotografías congeladas Y todos los deseos negados. Que hoy siguen vigentes

El Asalto.

Era viernes. Cada viernes, se transformaban ya, desde el jueves A la noche en mi cama, esas tan esperadas ansias, y las cientos de miles mariposas gigantes bailoteando y jugueteando en mi estomagó, por asistir a aquel asalto. Los viernes, eran únicos, mágicos. Tanta emoción que con una sola respuesta podía transformarse en algo tan trágico como la muerte. Esos mediodías de viernes, después de la vuelta del colegio. Era entrar a casa, con Esos nervios y temor guardados en la cartuchera. Sentir El olorcito a la fritura de las milanesas desde la entrada de casa, y Sentarme a mirar la novela, a esperar a Papá. Mamá con su repasador en el hombro, y sus manos llenas De menjunje del rebozado, freía la última milanesa. Las milanesas estaban servidas, con un puré de cajita que manchaba todos Los bordes de mi plato. Algo que odio. Papa llegaba a eso de las dos menos cuarto. Esos veinte minutos de espera se hacían eternos. Hasta que se oía abrir el portón, los pasos y el ruido de las llaves, y La puerta principal. Ahí llegaba. Mis piernitas temblaban, dejaba su maletín, y me daba un beso en la frente. Se quitaba el sacó y se sentaba en su lugar que era la punta. Mis manos para entretener a los nervios, hacían bolitas de pan. El hablaba cosas del trabajo con mamá y yo tenía que esperar la ocasión y respetar mi turno. Hasta que su cabeza giraba hacia mi lugar, sonreía. Y me preguntaba tonterías del colegio. Yo muy astuta respondía felizmente cada una de sus preguntas. Hasta que llegaba mi momento, ese Momento tan esperado, Que en esos minutos se me remordía el estomago…antes de saber su Respuesta. Con mucho pudor e inocencia de mi vos tan dulce Salía la frase de siempre,- Me dejas ir al… Y el ya respondía seriamente antes que terminé. -¿Al asalto de? Y si estaba mal ese día y había tenido una jornada pésima de trabajo . Se la agarraba con una pobre adolescente prohibiéndole lo que más esperaba. - de Julián, el chico del Colegio, que viene al club también. Respondí. - Por esta vez, te dejo ir. Pero que de esto no se te haga costumbre Elenita Ahora ya había superado el obstáculo más difícil. El viernes ahora era mío y Toda la tardé la vivía tan expectante y feliz. LOS PREPARATIVOS DE LA TARDE: Eran las cinco de la tardé, llamaba a María por teléfono. Era mi única y mejor amiga. Esa amiga tan gemela que se transformaba en mi sombra o yo en la de ella. Teníamos esa confianza y ese amor de una por la otra, ese coraje y la valentía de defendernos con uñas y dientes, ante las distintas oposiciones. Esa amistad, que jamás romperíamos, y los pactos sellados de jamás revelar Aquellos secretos y o travesuras que alguna vez cometimos. La invitaba a casa, ella vivía a la vuelta precisamente. Le decía que traiga algunas remeras lindas que tenía, porque ella había heredado Ese tan buen gusto de su madre, tita, a la hora de ir de compras. Y que traiga ese color de uñas rosita pastel, que a mi me encantaba. Y en la Perfumería del barrio ya no lo vendían. Que no se lo olvidé le recalcaba, y otra cosita… Otro mandadito para María. Con la voz bien bajita, para no ser escuchada por mi hermana mayor, ( que compre unos cigarrillos en el quiosco de la vieja ) Salía a la vereda a esperarla y de la esquina se la veía a María. Era retacona Y regordeta, y caminaba gracioso. Su madre siempre la obligaba a hacer estrictas dietas, algo Que a maría le dolía en el alma, y cuando llegaba a casa, abría la heladera Y se preparaba un sándwich de milanesas con las que sobraban, y adentro del bolso Traía miles de chocolates y golosinas que había comprado en lo de la vieja. Nos sentábamos en el jardín de casa a pintarnos las uñas, chusmeábamos Cositas del colegio, y Hablábamos mal de las que no nos simpatizaban. Eran demasiado divertidas nuestras charlas, y nos complementábamos Tan bien. Nos depilábamos las cejas, las piernas, y nos pasábamos Horas enteras armándonos la toca y los ruleros. Íbamos a mi cuarto y revolvíamos todo el placard, el mió y el de mi mamá. Combinábamos remeras, con polleras, pantalones, y mas lo que María había Traído. Le robábamos los corpiños a mi hermana y los rellenábamos de algodón. Nos pasábamos horas frente al espejo. Cociendo, armando, desarmando, Los looks que cuajaban perfectamente para la moda y para despertar miradas en esa intensa noche. EL DESCENLACE: Eran las nueve y media. Los últimos retoques antes de salir. Me miraba al espejo, y con un polvo que le había quitado A mi madre, tapaba ese granito tan molesto que se apoderaba De mi nariz. Mi nariz me incomodaba, era larga y demasiado protagónica Para mi gusto. Mi rostro era pequeño, y Esa cosa tan grande Usurpaba espacio. Además ahora, este grano que ¿justó ahí quiso nacer? No podría haber elegido ¿otro espacio? Justo a mí tenía que pasarme. Me pinté los labios de un color rosa pastel y elegí una fragancia De rosas que a mamá le encantaba. Mi papa apurándome, - ¡Elena, vas a irte caminando! Y yo corriendo, ante tanta presión de un padre incomprensible De que una adolescente no está lista a horario. Había elegido un vestidito blanco con lunares rosas y violetas. Era bonito, y sentía que me quedaba bonito. Al menos a mi me gustaba. Teníamos que pasar a buscar a María , Maite y a Eugenia. Otras amigas. Con las chicas cuchicheábamos y reíamos, pensando quienes iban a estar Y si les íbamos a gustar, y si estábamos bonitas, y con quien bailaríamos. Esas infinidades de dudas, que a partir de minutos, comprobaríamos. La ansiada noche llegó, y bajábamos del Renault de papa. Había globos en la puerta, y ante tantos nervios y frenesí No parábamos de reírnos. Junto a Maria parecíamos mas seductoras, más grandes tal vez. Ese algodón que rellenaba nuestros sostenes, nos daban una Especie de seguridad y feminismo, que las otras todavía no tenían. Entramos a la casa de Julián, Su mama Irma nos había abierto la puerta, Entramos por ese largo pasillo Hasta toparnos con la galería y el jardín. Había luces de colores verdes, rojas, y azules, colgadas a lo largo , Y su resplandor vestían a un simple mosaico desgastado, transformándolo en una extraordinaria Pista de baile. Detrás de una mesa, se encontraban los parlantes y el vinilo. Un hit del momento De Palito Ortega de fondo, y los chicos bailando, con sus pantalones Oxford y sus camisas rayadas en colores vivos, y ese peinado de gomina tan prolijo, y que antes de salir sus madres se humedecían con saliva sus dedos, acomodándole las cejas y el flequillo. El aroma a pachulí que a todas nos enloquecían. Una mesa larga, con vasos y jarras de jugos y coca cola, papitas fritas de copetín, palitos salados, y alguna torta de chocolate casera, eran testigos de esas fiesta Tan inocentona y sana. Era un cotilleo entre nosotras, buscando entre los chicos, el que te hacía perder La cabeza ,la noción, el que te comprimía el corazón, el aire, y esas feroces palpitaciones que se adueñaban de tu cuerpo a la hora de espiarlo, y esa fiebre de amor, y ver escrito su nombre por todos los bancos del colegio. Ahí estába, Juan Martín Carrozo. Ese era el que me gustaba, el que me Volvía loca desde quinto grado. Lo perseguía en cada recreo, Y cada vez que me miraba me sonrojaba desde la punta de los pies, hasta la cabeza. Y cuando me dejaba comprar a mi primera en el quiosco, me moría ante Tanta caballerosidad. Él era distinto a los demás, tenía esos ojos azules Tan frescos, y ese cabello tan bien peinado, y ese encantó tan dulce. Y los zapatos lustrados. Era mi Hombre ideal, y hasta soñaba casarme con él. Lo que me intrigaba era saber si le gustaba. No tenía tanta confianza conmigo misma Pero, si realmente gustaba de mí? Era algo que me atormentaba descubrir. Comenzaron Los lentos, los famosos lentos, que convertían la atmosfera en nostalgia Y en algo de romanticismo bizarro. Era el momento justo, para encontrarte Tan cerca con el chico que te gustaba, y saber si había miradas para cruzar. María ya estaba Bailando con José, el gustaba de ella también, y ella se hacía la inocente, la que no comprendía. Bailaban como si fueran dos estatuas, y con un metro de distancia entre sus rostros. Las manos de María en los hombros de José, y las manos de él, en la gordita cintura de ella es como si bailaran con miedo, a ser devorado uno de el otro., y se movían para la izquierda, y para la derecha. Con un lento de Sergio Dennis, de fondo. Los que no bailaban con nadie, molestaban, como tontos inmaduros, Revoleando palitos salados y papas fritas , en la cabeza del amigo que bailaba. ¡Que tontitos! Yo estaba sentada en una silla en el rincón, juntó a Maite. Hablábamos criticando a las Chicas más bonitas del curso. Como buenas envidiosas adolescentes. Prendimos un cigarrete para coquetear, sentaditas con las piernas cruzadas, cosa que no sabíamos fumar, y solamente Tirábamos el humo por la boca. Me encantaba sacudir ese cigarrillo, y que la ceniza caiga, me hacía sentir una diva. En un momento, mientras apagaba con el taco de mi zapato de gamuza, la colilla Del cigarrillo, veo que Juan Martín se me acerca, fueron esos seis segundos de Creer o reventar, si estaba dirigiéndose a mi, o a la mesa de las bebidas. Pero definitivamente, cuando levanté mi cabeza el estaba ahí. Invitándome a bailar. Era imposible que esto este sucediéndome, pero inconcientemente, me levanté sin omitir ninguna palabra y lo seguí , tomados de la mano, hasta que me condujo a la pista De bailé. Y ahí, suspiré fuerte, mis manos transpiraban, y recién ahora era conciente de lo que me sucedía. Apoye mi cabeza en sus hombros. Y el me tomó de mi cintura. Bailábamos de un lado al otro, lentamente, al ritmo de las suaves melodías. Ahora sentía su perfume de Pachulí desde su piel, cerca de su cuello, y desde su propia ropa. Mi nariz para algo servía esta vez, para atrapar cada olorcito de ese momento, y para que nunca mas se me escape. Sus manos tomaban fuertemente mi cintura, sentía un cosquilleo permanente en mi Panza, y unos latidos rápidos que acentuaban a ritmo con las notas de la canción. El tema de fondo, fue eterno, como ese momento, que deseaba que jamás se terminé Y que él nunca suelte sus grandes manos de mi vestido de lunares. La canción, estaba por llegar a su fin, veía a mi alrededor, los demás bailando sin sentido, no como yo, que estaba completamente transportada a la felicidad del momento. Y oía tararear el último estribillo… Y la canción iba terminando, Y la ultima silaba del cantante sonando.. Hasta que se prendieron las luces blancas, intimidando a todos los que estabamos bailando con un reflector brillante espantoso. La canción terminó. El me soltó, y yo me quedé mirándolo. Así terminó, Eran las doce y papa Enrique estaba por buscarnos. Ahora la magia del asalto continuaba en su próximo capitulo, la semana que viene, El día Viernes.